El Mito de Superman

Por Neil Gaiman y Adam Rogers.

Traducción de Alberto Calvo (bajo autorización de los autores)
Hace más o menos una década, Alvin Schwartz, quien escribió tiras cómicas de Superman en los 1940s y '50s, publicó uno de los libros más interesantes de los últimos tiempos. En Un Profeta Improbable, que será reimpreso esta temporada, Schwartz escribe que Superman es real.

Es un tulpa, una palabra tibetana para referirse a un ser que cobra vida a través del pensamiento y la fuerza de voluntad. Schwartz también afirma que un Kahuna hawaiano le contó que en una ocasión Superman viajó 2000 años en el tiempo para salvar al archipiélago de ser destruído por la actividad volcánica. Tal vez ocurrió, o tal vez no, pero definitivamente suena como un trabajo para Superman - todo en un día de trabajo para alguien que es capaz de obtener diamantes apretando carbón. Schwartz cuenta entonces su propio encuentro con Superman en un taxi en Nueva York, cuando se enteró de que la capa de Superman está hecha de algo más que simple tela.

Un Profeta Improbable nos presenta con una importante pregunta en torno a Superman: ¿Qué es lo que provoca que la gente realmente quiera conocerlo? Es difícil imaginar un libro similar de, digamos, Linterna Verde o el Capitán América. Superman es diferente porque en realidad no le pertenece a los escritores que han escrito sus historias por los pasados 68 años. Ha evolucionado hasta convertirse en un héroe popular, una fábula, y el público cree tener el derecho a opinar sobre quien es "realmente" Superman. Scwartz renunció a seguir escribiendo Superman porque sus jefes le pedían incluir cosas que él pensaba no iban de acuerdo con el personaje. Eso es algo admirable, pero en realidad, las historias específicas que contamos sobre Superman, el que pasó y que hizo, no son tan importantes. Superman trasciende a la trama. Contamos sus historias porque nos gustaría que él fuera real y estuviera aquí para protegernos.

Todo mundo conoce la historia de Superman: lanzado en un cohete a la Tierra desde el distante planeta Kriptón justo antes de que éste estallara, criado por una adorable pareja de Kansas, poseedor de poderes y habilidades más allá de las de cualquier mortal, defiende a la ciudad de Metrópolis - y al mundo - del mal. Su origen en el mundo real es mucho más humilde: Jerry Siegel y Joe Schuster, dos muchachos judíos de Cleveland, lo crearon como un personaje para una tira cómica de periódico. Pero la tira no se vendió, así que lo reformatearon para mostrárselo a un editor ansioso de comprar material para llenar uno de los primeros títulos de comics. Cuando la historia apareció en el primer número de la antología Action Comics, los niños se volvieron locos por el personaje, como si en el mundo siempre hubiera habido un hoyo con la forma de Superman y de repente hubiera sido llenado.

Es una clásica historia americana de éxito en un par de niveles. Dos inmigrantes crean una nueva forma de arte, y Superman - un forastero en una tierra extraña - despega. "Dada la naturaleza de los E.E.U.U., era natural en los 1930s que nuestro héroe se convirtiera en el inmigrante definitivo," dice Bryan Singer, director de la nueva película Superman Regresa. "Yo soy un hijo único, adoptado, y de niño me identificaba extraordinariamente con ese aspecto de Superman. La escena donde los Kents deciden quedárselo siempre me ha conmovido."

Claro que el bebé Clark tiene un destino especial. Literalmente él tiene el poder para convertirse en nuestro salvador, poseedor de todos los básicos - vuelo, fuerza, invulnerabilidad - además de los comodines representados por el superoído, la visión calorífica, visión de rayos x, y aliento superfrío. Y solía ser aún más increíble; antes de una actualización radical a mediados de los 80s, podía mover planetas y correr más rápido que la velocidad de la luz. Su capa era infinitamente elástica y jamás se rompía. Poseía super-hipnosis. En la película de 1978 podía regresar el tiempo. No es un superhéroe; es un semidios.

Pero lo más importante es el uso que Superman da a estos poderes. Comparado con la mayoría de los personajes populares, prácticamente no tiene villanos memorables. Piensen en Batman, eternamente envuelto en combate con aberraciones nocturnas como el Joker - o en Spiderman, peleando contra megalomaníacos como el Dr. Pulpo. Para Superman, podemos decir que sólo esta el amargado y pelón Lex Luthor, quien es constantemente reinventado por los escritores y dibujantes en un intento de convertirlo en un rival digno. Los verdaderos enemigos de Superman son desastres como terremotos y huracanes, aviones cayendo del cielo, enormes meteoritos que podrían aplastar una ciudad.
Superman es lo único que se interpone entre la humanidad y un caprichoso universo.

La película de Singer aún no ha sido estrenada en todo el mundo, así que aún no sabemos que le agregará al mito. Los pocos minutos de la película que algunos han podido ver (acompañados de un chaperón en un DVD que es destruído después visto) se ven bien, como un sucesor espiritual a las películas de Richard Donner de hace un cuarto de siglo. Los efectos especiales serán impecables. Pero el Superman de Singer está condenado a ser menos interesante que su Clark Kent. De todas las relaciones que forman parte del corazón del mito - Superman y Lois Lane, Superman y Jimmy Olsen, Superman y sus padres adoptivos - la más importante de todas es la que tiene con su alter ego.

En 1959, Jules Feiffer hizo una caricatura clásica sobre esa dinámica. En ella, Superman "sacó a esta chica del río" y, después de ser cuestionado por ella con preguntas Freudianas sobre su motivación para rescatar gente todo el tiempo, renuncia. Sienta cabeza y pasa el resto de su vida pretendiendo ser humano - va a trabajar, mira la televisión. En menos de una página Feiffer resume la guerra interna entre la obligación moral de Superman para hacer el bien y su deseo de ser una persona normal.

Otros héroes son solo una pretención: Peter Parker interpreta a Spiderman; Bruce Wayne actúa como Batman. Para Superman, es el modoso reportero Clark Kent quien es el disfraz - es lo que aspira a ser, aunque nunca pueda ser así. Él es realmente el héroe y nunca podrá ser uno de nosotros. Pero lo amamos por intentarlo. Lo amamos por querer protegernos de todo, incluso de su propia trascendencia. Interpreta al simple y normal Kent sólo para que nosotros, la gente común, podamos sentirnos, al menos por unos momentos, super.

Neil Gaiman escribió el best-seller Anansi Boys. Adam Rogers es un editor en Wired.

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